[ESP] Confesiones desde las sombras

Confesiones desde las sombras
Si, es cierto, no tengo ni una pizca de bondad en mí, soy la peor escoria que puede existir en este sistema de cosas. Y puedo adoptar cualquier forma y hacer lo que se me plazca.
¿Quieres saber quién soy? Soy la que los niños imaginan en sus pesadillas, esa cosa que los ancianos ni siquiera mencionan en sus oraciones. Soy la sombra que acecha cada rincón de este pueblo miserable, la que envenena sus aguas y hace temblar sus cosechas. Pero no me escondo: porque me deleito viendo cómo sus vidas se marchitan en mis manos.
Anoche, el viento arrastraba consigo los llantos de la familia Cano. Les hice una visita cuando la luna más brillaba, cuando ni muros ni cerraduras podían protegerlos de mí. Con un solo hechizo, las ratas invadieron su despensa y devoraron lo poco que les quedaba. ¿Crees que me detuve ahí? La hija pequeña, Mary, tenía un juguete que siempre llevaba consigo: una muñeca desgastada, pero su única compañía. Se la arrebaté de las manos mientras dormía y le susurré al oído las palabras que destrozarían su frágil inocencia. Ahora, cada noche se despierta gritando, viendo en cada esquina mi sombra.
No soy justa, ni misericordiosa. De hecho, el herrero que me maldijo en público pagó cara su osadía. Quería mostrar valor ante los demás, lo vi en sus ojos: el deseo de demostrar que no temía a nada. Pero cuando las herramientas de su taller empezaron a moverse solas, cuando los clavos bailaron hacia sus dedos y dejaron marcas indelebles, supe que el herrero comprendía el precio de su insolencia.
Y la iglesia, ¡oh, la iglesia! Esa torre que tan orgullosamente reconstruyeron. ¿Por qué creen que el viento sopla más fuerte los días que deben reunirse allí? ¿Por qué creen que las campanas suenan huecas, como llamando a los muertos? Simple, porque yo estoy allí, escondida entre la madera podrida y los cimientos quebradizos, saboteando cada intento de levantar lo que todos ellos llaman esperanza.
Pero no actúo sola. Los animales del bosque, las plantas venenosas que cubren los caminos, el agua turbia que baja de las montañas, todos son mis aliados. Obedecen porque saben que mi maldad no tiene límites. Y tú, lector, ¿qué harías si una noche repentinamente escucharas un susurro en tu ventana? Y una voz horrible, invitándote a salir, o prometiéndote secretos que no debes conocer.
En fin, así es mi existencia. Cada lamento, cada lágrima es un tributo a mi poder. No pararé hasta que este pueblo desaparezca bajo el peso de su desesperación. Y cuando llegue ese día, me levantaré de entre los escombros y reiré, porque no hay mayor satisfacción que ser el monstruo de sus historias.

Fuente de las imágenes
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Un duro relato de horror o terror. Verdaderamente, logras ese efecto, que ojalá no existiera en el mundo. Saludos, @aremontilla.
Hola muchas gracias @celf.magazine <3