ESPAÑOL

Hola a todos, muy buenos días. Hoy me uno a la iniciativa #34 de la columna “Esta vida nuestra”, de nuestra amiga @charjaim, titulada: Tragos amargos, ¿a qué le das permiso para que saque lo peor de ti?, con motivo de su aniversario. Muchísimas felicidades amiga por haber arribado a tu tercer año de hermosas y nutritivas interacciones emocionales, de la misma manera felicito a la comunidad @holos-lotus por su cuarto aniversario. Es maravilloso ver pasar el tiempo y percibir todo lo que hemos vivido y crecido juntos en esta blockchain. Gracias siempre por ser parte de nuestro bienestar emocional.

Este tema es bastante complejo y tiene muchísima tela para cortar. Creo que hoy en día son tan comunes los tragos amargos, aun cuando nos levantamos planificando el día de la mejor manera, siempre contemplando que fluya en un ambiente de paz y armonía por nuestra salud mental y emocional. Sí he tenido muchos tragos amargos y aunque no les he dado el permiso de sacar lo peor de mí, hubo uno que otro donde ellos se tomaron ese derecho, y no me quedó más remedio que dejarlos en libertad. Ya les relato esos momentos.

Tragos amargos, ¿A qué le das permiso para que saque lo peor de ti?

Siempre he manifestado que cuando llamaron para la repartición de paciencia, yo no estaba por ahí cerca, pero las circunstancias de la vida me pusieron a trabajar en ésta porque de lo contrario, en el futuro me iba a meter en muchos problemas. Estando adolescente no le daba permiso a lo peor de mí para explotar ante cualquier trago amargo, yo soltaba lo que me llegaba a la existencia de un solo golpe, y mi madrecita bella que Dios tenga en su gloria, tenía que salir a dar la cara por mis impulsos, jajajaja, qué horror y qué pena, hoy en día lo miro desde otra perspectiva, por supuesto.

Creo que los tragos más amargos del pasado los viví en mi matrimonio, y no con mi pareja, sino con su familia. Algo que yo tenía como regla era que en nuestra vida privada nadie tenía derecho a meterse, pero igual lo hacían, no sólo sus padres, sino hasta el perro y el perico, y en medio de algunas incómodas situaciones, haciendo uso de las palabras más rebuscadas en el léxico de mi seno familiar, tiraba unas cuantas cachetadas verbales, daba media vuelta, y me retiraba. Una vez supe que su papá comentó: “Esa niña me encanta, pero no su carácter… es explosivo”. Pero es que si no hubiera sido así, no estaría aquí sentada escribiendo esta historia tan tranquila. Yo no lo llamaría carácter explosivo, sino que me daba a respetar si se les olvidaba que ser respetuosos, era el deber ser.

Más adelante tuve unos cuantos tragos amargos en mi espacio laboral, pero en este caso tuve que callar a pesar de la injusticia que se pudiera estar cometiendo, por aquello de que el cliente siempre tiene la razón y hay que conservar el trabajo. Casi todas las docentes habían sido víctimas de calumnias por alumnos de los que hoy en día llaman “cristal”, y mamás que se inventaban historias increíbles, que acusaban hasta con acudir a la Lopna, y cuando se comprobaba que era una mentira mal montada de determinado alumno, bajaban la guardia, y desaparecían, pero por ningún lado llegaba una disculpa y ya el docente había tenido que sufrir el mal rato, la subida o bajada de tensión, la taquicardia, el ataque de ansiedad… en fin, el trago amargo.

También ha imperado siempre una especie de teoría bastante injusta, y es que por ser educadores nos hacen esclavos de la educación, y entonces no está contemplado decir verdades con el mejor repertorio coloquial que nos caracteriza. Pero hace un tiempo dejé de ser esclava de esa norma, mi educación sigue intacta y haciendo nuevamente uso del léxico de crianza, me he tenido que dar permiso para sacar un poquito de lo peor de mí, sólo un poquito, porque si saco todo completo, arde Troya. Mis últimos tragos amargos han sido con los vecinos que se creen todos caciques de tribus con pocos indios, todos mandan, todos critican, todos acusan, y todos tienen rabo de paja… algo muy típico en la Venezuela de hoy.

Pero la injusticia que me provoca más tragos amargos en el urbanismo, y no hay quien detenga mi lengua impulsiva, es el maltrato animal. Ahí no hay poder humano ni sobrehumano que me controle para ser la voz de los que no tienen cómo expresarse. Por situaciones de esa índole, tengo algunos vecinos a favor y otros en contra, porque para hacer más lamentable la circunstancia, son personas que maltratan a los animalitos sin contemplación, tanto los de la calle como los que tienen en sus propias casas, y ante esa injusticia, no puedo quedarme callada. De hecho, han tenido graves enfrentamientos con otros proteccionistas de animales, incluso al punto de que los organismos competentes han tenido que presentarse en mi urbanización por las denuncias hechas contra estas personas. O sea, el trago amargo es compartido, y no soy la única que ha tenido que sacar lo peor de sí, ante problemas de esta magnitud... pero en conclusión, en medio de esos desagradables momentos, lo peor que puedan sacar de mí siempre será expresado con un vocabulario culto y sutil, pero sin omitir mis criterios. Es mi mejor manera de abordar un trago amargo sin callar.

Espero que les haya gustado mi post, muchas gracias a @issymarie2, y @belkyscabrera por la invitación. Invito a mis amigas @natica83 y @cirangela, a participar en esta iniciativa tan enriquecedora… tienen chance aun. Muchas gracias por visitar mi blog. Feliz día para todos.

ENGLISH

Hello everyone, very good morning. Today I join the initiative #34 of the column “This life of ours ”, from our friend @charjaim, titled: Bitter drinks, what do you give permission to bring out the worst in you? on the occasion of its anniversary. Many congratulations friend for having reached your third year of beautiful and nourishing emotional interactions, in the same way I congratulate the @holos-lotus community for its fourth anniversary. It's wonderful to see time go by and perceive all that we have lived and grown together in this blockchain. Thank you always for being part of our emotional well-being.

This topic is quite complex and has a lot to cut through. I think today bitter pills are so common, even when we wake up planning the day in the best way, always contemplating that it flows in an environment of peace and harmony for our mental and emotional health. I have had many bitter drinks and although I have not given them permission to bring out the worst in me, there was one or another where they took that right, and I had no choice but to let them go free. I will tell you about those moments.

Bitter traits, what do you give permission to bring out the worst in you?

I have always said that when they called for the distribution of patience, I was not around, but the circumstances of life put me to work on it because otherwise, in the future I was going to get into a lot of trouble. When I was a teenager I did not give permission to the worst of me to explode at any bitter drink, I released what came to my existence in one blow, and my beautiful mother, God rest her soul, had to go out to face my impulses, hahahaha, what a horror and what a shame, today I look at it from another perspective, of course.

I think that the most bitter drinks in the past were in my marriage, and not with my partner, but with his family. Something I had as a rule was that nobody had the right to interfere in our private life, but they still did, not only his parents, but even the dog and the parrot, and in the middle of some uncomfortable situations, making use of the most exaggerated words in the lexicon of my family, I would throw a few verbal slaps, turn around, and leave. I once heard her dad comment, "I love that girl, but not her temper... it's explosive. But it's just that if it hadn't been, I wouldn't be sitting here writing this story so calmly. I wouldn't call it explosive, I would call it respectful if they forgot that being respectful was a must.

Later on, I had a few bitter moments in my work space, but in this case I had to keep quiet in spite of the injustice that could be being committed, because the client is always right and you have to keep your job. Almost all the teachers had been victims of slander by students who today are called “crystal”, and mothers who invented incredible stories, who even accused them of going to the Lopna, and when it was proven that it was a lie badly mounted by a certain student, they lowered their guard, and disappeared, but no apology was forthcoming and the teacher had already had to suffer the bad time, the rise or fall of tension, the tachycardia, the anxiety attack... in short, the bitter pill to swallow.

There has always been a kind of quite unfair theory, and that is that being educators makes us slaves of education, and so we are not allowed to tell the truth with the best colloquial repertoire that characterizes us. But some time ago I stopped being a slave to that rule, my education is still intact and making use again of the lexicon of upbringing, I have had to give myself permission to bring out a little bit of the worst in me, just a little bit, because if I bring out the whole thing, Troy burns. My last bitter drinks have been with the neighbors who all believe they are chieftains of tribes with few Indians, all command, all criticize, all accuse, and all have a straw tail... something very typical in today's Venezuela.

But the injustice that provokes me the most bitter swallows in urbanism, and there is no one to stop my impulsive tongue, is the mistreatment of animals. There is no human or superhuman power that controls me to be the voice of those who have no way to express themselves. For situations of this nature, I have some neighbors in favor and others against, because to make the circumstance more regrettable, they are people who mistreat the animals without contemplation, both those on the street and those who have in their own homes, and before this injustice, I can not remain silent. In fact, they have had serious confrontations with other animal protectionists, even to the point that the competent agencies have had to appear in my urbanization because of the complaints made against these people. In other words, the bitter pill is shared, and I am not the only one who has had to bring out the worst in me, facing problems of this magnitude... but in conclusion, in the midst of these unpleasant moments, the worst that they can bring out of me will always be expressed with a cultured and subtle vocabulary, but without omitting my criteria. It is my best way of dealing with a bitter drink without being silent.

I hope you liked my post, thank you very much to @issymarie2, and @belkyscabrera for the invitation. I invite my friends @natica83 and @cirangela, to participate in this enriching initiative... they still have a chance. Thank you very much for visiting my blog. Happy day to all.

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