A ver, amigos, yo siento que mi estilo de vida, ya saben, esa mezcla de mis costumbres y lo que decido cada día, pues sí, lo siento de verdad saludable. Es algo que se va haciendo más fuerte cada vez que tomo esas pequeñas decisiones que, oye, me sientan de lujo. Para mí, todo se apoya en pilares bien claros, ¿no? Primero, comer equilibrado, con cositas ricas y variadas que me ponen las pilas para el día y me dejan la mente clarita. Luego, está el moverme con regularidad, que es como un trato que tengo conmigo misma. Y no es solo para estar fuerte físicamente, ¿eh? También me despeja un montón la cabeza y me hace sentir más en sintonía con lo que me rodea. Y algo que para mí es vital: mantenerme lejos de lo que sé que no me suma. El alcohol y el tabaco, pues mira, ni están ni se les espera en mi vida, nunca lo han estado. Así siento que mi cuerpo va como una moto.

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Pero claro, la salud va más allá de lo físico, ¿verdad? El tema del estrés, uff, es algo que intento manejar a conciencia, y el sitio donde vivo es una ayuda enorme. Estoy a tiro de piedra, unos diez minutillos, del mogollón de la ciudad, pero mi rincón es pura paz. Según la estación, a veces me despierto y ¡zas!, el canto de los pájaros. ¡No hay mejor despertador! Y los atardeceres…, ¡esos son sagrados! Una tacita de café bien caliente o, si hace más fresquito, un chocolate, mientras veo cómo el sol se esconde y deja el cielo con unos colores que te mueres. Es un espectáculo que, te juro, no me canso de ver. Y la música instrumental, sobre todo cuando suena un violín o un piano con esas melodías que te tocan la fibra… esa es mi banda sonora para los ratos de calma, para pensar mis cosas, ¡me recarga las pilas que no veas!

Dormir bien es otra cosa que no negocio; caigo rendida y me levanto nueva para lo que venga. Y el calor humano, ¡qué te voy a contar!, eso también es una bendición. Tengo la gran suerte de tener unos vecinos que son un encanto, hemos hecho piña y nos sentimos super a gusto. De hecho, ahora mismo, fíjate qué bendición, ¡estoy de camping con Matthew! Estamos al ladito de un lago que es una balsa de aceite, en Westside Park. Nuestra “Tiny Cabin” aquí en Clinton, en Ontario, es una hermosura, nuestro pequeño refugio. Ayer mismo, paseando con Matthew, con la brisita del lago y todo el verde del parque… buah, es que te reafirmas en que estas decisiones son las buenas. Sí, de verdad, siento que mi estilo de vida es supersaludable, como una sinfonía de pequeñas cosas que elijo con cariño y que me cuidan de arriba abajo, día sí y día también.

Ven y participa, aún estás a tiempo. Toda la información la podrás encontrar cada día en la Comunidad #Freewritehouse. Específicamente, el día de hoy, aquí la publicación del prompt: