[Esp./Eng.] Mi corazón, según el algoritmo. || My heart, according to the algorithm.
If you prefer the English version, click on the following link 👉 HERE
Mi corazón, según el algoritmo
Desde hace mucho tiempo, me acompaña una inquietud que no se sacude fácil: ¿qué es, realmente, la credibilidad? Cuando éramos niños, bastaba con que la maestra pronunciara algo para hacerlo verdad, o conque un libro lo asegurara para tomarlo como incuestionable. Pero con los años y los tropiezos —¡cómo enseña la vida a fuerza de caídas!—, una mirada nueva se instala: aprendemos que la verdad escasea y se filtra entre intereses y prejuicios.
Ahora, el concepto de credibilidad parece comprimirse más y más, como si intentáramos meter el mundo en un embudo. Nos regimos por frases heredadas, dictados populares que pretenden sentenciar a las personas antes de conocerlas: “Dime con quién andas…”, “todo ladrón juzga por su condición”… ¿Pero cuántas veces nos han juzgado sin razón, o hemos dudado incluso de nuestra propia sombra?
En el fondo, todos tenemos rincones invisibles. Ni siquiera el vidrio es completamente transparente, aunque se vea limpio; siempre hay partículas que el ojo ignora, igual que en nosotros mismos y en los demás. No existe método, por preciso, que se crea, capaz de revelar todo lo que somos.
Hoy me encuentro con que lo que escribo, hecho con mi corazón y mis dudas, termina siendo marcado por un detector como obra de una máquina. Esas herramientas pretenden desenmascarar lo que, en su mayoría, nace de la experiencia y las emociones, y a veces parecen más interesadas en vender una fórmula para “humanizar” palabras que en comprenderlas.
A estas alturas, poco me importa si un algoritmo decide etiquetar mis textos como generados por IA. Mientras yo sepa de dónde vienen mis palabras, me basta. Que cada cual cargue con su conciencia y sus certezas. Al final, solo uno conoce la sinceridad de sus propios pensamientos.
Desde hace mucho tiempo, me acompaña una inquietud que no se sacude fácil: ¿qué es, realmente, la credibilidad? Cuando éramos niños, bastaba con que la maestra pronunciara algo para hacerlo verdad, o conque un libro lo asegurara para tomarlo como incuestionable. Pero con los años y los tropiezos —¡cómo enseña la vida a fuerza de caídas!—, una mirada nueva se instala: aprendemos que la verdad escasea y se filtra entre intereses y prejuicios.
Ahora, el concepto de credibilidad parece comprimirse más y más, como si intentáramos meter el mundo en un embudo. Nos regimos por frases heredadas, dictados populares que pretenden sentenciar a las personas antes de conocerlas: “Dime con quién andas…”, “todo ladrón juzga por su condición”… ¿Pero cuántas veces nos han juzgado sin razón, o hemos dudado incluso de nuestra propia sombra?
En el fondo, todos tenemos rincones invisibles. Ni siquiera el vidrio es completamente transparente, aunque se vea limpio; siempre hay partículas que el ojo ignora, igual que en nosotros mismos y en los demás. No existe método, por preciso, que se crea, capaz de revelar todo lo que somos.
Hoy me encuentro con que lo que escribo, hecho con mi corazón y mis dudas, termina siendo marcado por un detector como obra de una máquina. Esas herramientas pretenden desenmascarar lo que, en su mayoría, nace de la experiencia y las emociones, y a veces parecen más interesadas en vender una fórmula para “humanizar” palabras que en comprenderlas.
A estas alturas, poco me importa si un algoritmo decide etiquetar mis textos como generados por IA. Mientras yo sepa de dónde vienen mis palabras, me basta. Que cada cual cargue con su conciencia y sus certezas. Al final, solo uno conoce la sinceridad de sus propios pensamientos.
Ven y participa, aún estás a tiempo. Toda la información la podrás encontrar cada día en la Comunidad #Freewritehouse. Específicamente, el día de hoy, aquí la publicación del prompt:
«credibilidad»
Portada de la iniciativa.

Dedicado a todos aquellos que, día a día, con su arte, hacen del mundo un lugar mejor.


My heart, according to the algorithm
For a long time, I've been plagued by a concern that doesn't easily shake: what is credibility, really? When we were children, it was enough for a teacher to pronounce something to make it true, or for a book to confirm it to be taken as unquestionable. But with the passing of years and setbacks—how life teaches us through falls!—a new perspective takes hold: we learn that truth is scarce and is filtered through interests and prejudices.
Now, the concept of credibility seems to become more and more compressed, as if we were trying to squeeze the world into a funnel. We are governed by inherited phrases, popular sayings that seek to condemn people before we even know them: “Tell me who you hang out with…”, “every thief judges by his condition”... But how many times have we been judged without reason, or have we even doubted our own shadow?
Deep down, we all have invisible corners. Not even glass is completely transparent, even if it looks clean; There are always particles that the eye ignores, just as in ourselves and in others. No method, no matter how precise, is created, capable of revealing all that we are.
Today I find that what I write, written with my heart and my doubts, ends up being flagged by a detector as the work of a machine. These tools aim to unmask what, for the most part, is born from experience and emotions, and sometimes they seem more interested in selling a formula to “humanize” words than in understanding them.
At this point, I care little if an algorithm decides to label my texts as AI-generated. As long as I know where my words come from, that's enough for me. Let each person bear their own conscience and certainties. In the end, only we know the sincerity of our own thoughts.
For a long time, I've been plagued by a concern that doesn't easily shake: what is credibility, really? When we were children, it was enough for a teacher to pronounce something to make it true, or for a book to confirm it to be taken as unquestionable. But with the passing of years and setbacks—how life teaches us through falls!—a new perspective takes hold: we learn that truth is scarce and is filtered through interests and prejudices.
Now, the concept of credibility seems to become more and more compressed, as if we were trying to squeeze the world into a funnel. We are governed by inherited phrases, popular sayings that seek to condemn people before we even know them: “Tell me who you hang out with…”, “every thief judges by his condition”... But how many times have we been judged without reason, or have we even doubted our own shadow?
Deep down, we all have invisible corners. Not even glass is completely transparent, even if it looks clean; There are always particles that the eye ignores, just as in ourselves and in others. No method, no matter how precise, is created, capable of revealing all that we are.
Today I find that what I write, written with my heart and my doubts, ends up being flagged by a detector as the work of a machine. These tools aim to unmask what, for the most part, is born from experience and emotions, and sometimes they seem more interested in selling a formula to “humanize” words than in understanding them.
At this point, I care little if an algorithm decides to label my texts as AI-generated. As long as I know where my words come from, that's enough for me. Let each person bear their own conscience and certainties. In the end, only we know the sincerity of our own thoughts.
Come and participate, there's still time. You can find all the information daily in the #Freewritehouse Community. Specifically, today's prompt post:
«credibility»
Cover of the initiative.

Dedicated to all those writers who contribute, day by day, to making our planet a better world.


Siento mucho que esté pasando por esto, alguien que escribe con tanta sinceridad y humanidad.
Sin novedad querida amiga, no me siento ni un ápice mal… Recuerda que utilizamos la frase que nos sugieren diariamente para pensar y hacer el escrito que no supere los 5 minutos. Hoy tocó la palabra “credibilidad”.
Gracias por siempre estar al otro lado… Bendiciones a la distancia.