En metal y piedra / In Metal and Stone

Hola, amigos hallados en Ecency. Desde que hace unos días me puse a tirar fotos como loca, entusiasmada por haber entrado a esta enorme familia, me surgió la idea de hacer un post con el tema de los bustos y las estatuas de personalidades. La Habana o, por lo menos, el Vedado, rebosa de ellos. Algunos antiguos, como el grandioso monumento a José Miguel Gómez, presidente de la República, en G, y otros más recientes, como la icónica estatua de John Lennon en el parque del mismo nombre. Pero esos serán tema para otros post.

En el de hoy, prefiero traerles un busto muy original que adorna la entrada de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Se encuentra sobre una gran mesa de mármol en el lobby, sin mención de autor, y es una cabeza de José Martí representada de forma abstracta. De algún modo, consigue encajar sin estridencias en esta casona, antigua propiedad de una familia de banqueros, que a la desesperada todavía lucha por preservar sus aires señoriales.

En los jardines de este mismo inmueble, se encuentran otras muestras de escultura cubana. En lo personal, me llama la atención una tarja conmemorativa que recrea la famosa obra de Wilfredo Lam, La jungla. Aunque se trata de una reproducción a muy pequeña escala, el batiburrillo de figuras conserva una extraña fuerza. No me cuento entre los fanáticos de esa obra ni del autor, sin embargo, esta tarja me gusta mucho. Ha atrapado el espíritu de la pintura, incluso si carece de colorido o un exquisito nivel de detalle. Temo que mi foto no logró hacerle justicia.

Si en el lobby homenajean al Héroe Nacional, en los jardines se encuentra también un monumento al Poeta Nacional Nicolás Guillén. Su despacho, por cierto, permanece casi intacto, en el primer piso, con su balcón redondeado que da sobre la entrada principal. Guillén reposa rodeado de una vegetación que los románticos de antaño llamarían “lujuriante”, cargada de verdes muy sabiamente combinados. Este jardín merece su propio post, aunque solo sea por los enormes platiceros que guarda.

En el corto espacio de esta mansión, pueden verse disímiles estilos y propuestas de las artes plásticas cubanas. Hay también cuadros, aunque entre esos no he encontrado ninguno que me impacte, la verdad. De todos, sin embargo, me quedo con el Martí del lobby. Es un busto para mirarlo desde todos los ángulos posibles y siempre te sorprende. Supongo que de eso es que se trata el auténtico arte, el que te obliga a salir de tu zona de confort y te enfrenta al mundo conocido bajo presupuestos inesperados. Animo a quienes tengan la posibilidad de venir a verlo, que no pierdan la oportunidad, porque van a reencontrarse con esta figura familiar, bajo un prisma rompedor de esquemas.

Si has llegado hasta aquí, muchas gracias por leer y espero que te haya gustado. Dame tu opinión en los comentarios.
Fotos y texto hechos por mí y son de mi propiedad.

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Hello, friends found on Ecency. Ever since I started taking photos like crazy a few days ago, thrilled to have joined this huge family, the idea came to me to make a post about the busts and statues of notable figures. Havana—or at least Vedado—is full of them. Some are old, like the grand monument to José Miguel Gómez, a former president of the Republic, on G Street, and others more recent, like the iconic statue of John Lennon in the park that bears his name. But those will be topics for other posts.

For today, I’d rather bring you a very original bust that adorns the entrance of the Union of Cuban Writers and Artists (UNEAC). It sits on a large marble table in the lobby, with no mention of the artist, and is an abstract representation of José Martí’s head. Somehow, it manages to blend in seamlessly in this mansion, once the property of a banking family, which desperately still struggles to preserve its stately air.

In the gardens of this same building, there are other examples of Cuban sculpture. Personally, I’m drawn to a commemorative plaque that recreates Wilfredo Lam’s famous work, The Jungle. Though it’s a very small-scale reproduction, the jumble of figures retains a strange power. I don’t count myself among the fans of that piece or its author, yet I really like this plaque. It has captured the spirit of the painting, even if it lacks color or an exquisite level of detail. I’m afraid my photo didn’t do it justice.

If the lobby pays homage to the National Hero (Martí), the gardens also hold a monument to the National Poet, Nicolás Guillén. His office, by the way, remains almost untouched on the first floor, with its rounded balcony overlooking the main entrance. Guillén rests surrounded by vegetation that the romantics of yesteryear would call "lush," filled with greens very skillfully combined. This garden deserves its own post, if only for the enormous platiceros (a type of tree) it holds.

In the small space of this mansion, you can see diverse styles and approaches in Cuban visual arts. There are also paintings, though among them, I haven’t found any that truly impress me, to be honest. Out of all of them, however, I’m most taken by the Martí bust in the lobby. It’s a sculpture you have to observe from every possible angle, and it always surprises you. I suppose that’s what authentic art is about—it forces you out of your comfort zone and confronts you with the familiar world in unexpected ways. I encourage those who have the chance to come see it not to miss the opportunity, because you’ll rediscover this familiar figure through a groundbreaking lens.

If you’ve made it this far, thank you so much for reading, and I hope you enjoyed it. Share your thoughts in the comments.
Photos and text are my own and are my property.