Hello, friends of Holos & Lotus.
Yesterday I was talking with some friends and we discussed how difficult it is to live together.
This is a topic close to home for me, as I've experienced many different types of home living arrangements. I've lived with:

• My parents.
• My mother and stepfather.
• At my girlfriend's and her young daughter's house.
• At my girlfriend's and her family's house.
• At my wife's and her family's house.
• At my house with my wife and my mother.
• At my new wife's and her two teenage children's house.

So, I've had some experience with home living arrangements.
Of course, I've also had my time living alone. But that doesn't really add much to the story at this point.

A friend was telling me how, in the house she lives in, she can't do simple things like move the bed in her room.
Simply because her parents, the owners of the house, don't want her to.
The other friend told me that after she comes home tired from work, since she's the one who supports the house, her mother orders her to do multiple household chores, while her brother spends the day playing video games and doesn't help at all.

I spoke from experience. I told them that the person who lives with someone else has to adapt to the laws and customs of the home. It doesn't matter that even if these laws and customs are maintained, something will always change, since a new variable enters the game.
What the new person can't do is arrive and try to change everything.

But this isn't the case with my friends, since we're talking about both living in their own homes and being single adults.

My recommendation in this case was to gather courage and negotiate. Both are the economic pillar of the household. Regardless of whether other people also contribute financially to the home, they are the ones who generate the most income from their work.
This doesn't give them greater authority or superiority over others, but they have the right to reunite the family and lay their cards on the table.
In the case of the former, she can negotiate with her parents: they can make all the changes to the house they want, but they must respect the privacy of her room, along with her daughter's independence and autonomy.
In the case of my other friend, what they should negotiate are the responsibilities of the household members. It's not fair that while some play, the others have to do all the work.
Nor is it fair that the woman has to do all the housework, while the man does "other men's work." This is simply because of the sexist idea that "things in the house are for women and things on the street are for men."
The worst thing is that this sexism is being promoted by a woman.
We're already in the 21st century. It's time for change.

What shouldn't be said is: this is my house and I'm in charge here.
No.
To ensure a peaceful coexistence, everyone must fulfill their role, understand their duties, the functions, scope, and capabilities of each member of the household.
Once a consensus is reached, we must respect it and not make unilateral decisions that could affect the rest of the family.
For example, the arrival of a pet will change the lives of the rest of the family.

Everything in the house must have its place.
From decorations, schedules, and even each member of the family must have and know their place in the ecosystem in which they live.

Easy? It usually isn't, since every change involves initial resistance and fear, and sometimes requires a period of adaptation.

However, it's not something very complex or difficult to implement. All we need is communication, understanding, tolerance, respect, and love.
What do you think about this?

---

Versión en español

---

Hola, amigos de Holos & Lotus.
El día de ayer estuve hablando con unas amigas y conversamos sobre lo difícil que resulta la convivencia.
Este es un tema que me toca de cerca ya que he pasado por muchísimos tipos de convivencia hogareña. He vivido con:

• Mis padres.
• Madre y padrastro.
• En casa de mi novia y su hija pequeña.
• En casa de mi novia y su familia.
• En casa de mi esposa y su familia.
• En mi casa con mi esposa y mi madre.
• En casa de mi nueva esposa y sus dos hijos adolescentes.

O sea que en temas de convivencia hogareña he tenido algo de experiencia.
Por supuesto también tuve mi época de vivir solo. Pero esa, en este momento no aporta mucho al caso.

Una amiga me hablaba sobre cómo en la casa en que vive, no puede realizar acciones tan sencillas como mover de posición la cama de su cuarto.
Sencillamente porque sus padres, los titulares de la casa, no quieren.
La otra me comentaba que después que llega cansada del trabajo, ya que es la que mantiene su casa, su madre la ordena a realizar múltiples quehaceres del hogar, mientras que su hermano se pasa el día jugando videojuegos y no ayuda en nada.

Yo le hablé desde mi experiencia. Les dije que la persona que vive agregada en casa ajena tiene que adaptarse a las leyes y costumbres del hogar. No importa que independientemente de que se mantengan estas leyes y costumbres algo siempre va a cambiar ya que entra una variable nueva en el juego.
Lo que no puede hacer el nuevo es llegar y querer cambiarlo todo.
Pero este no es el caso de mis amigas, ya que hablamos de que ambas viven en sus casas y son adultas solteras.

Mi recomendación en este caso fue que, se llenaran de valor y negociaron. Ambas son el pilar económico de la casa. Independientemente de que otras personas también aporten económicamente al hogar, ellas son las que generan mayores ingresos por su trabajo.
Esto no les da mayor autoridad ni superioridad sobre los demás, pero, tienen el derecho de reunir a la familia y poner las cartas sobre la mesa.
En el caso de la primera, puede negociar con sus padres: ellos realizan todos los cambios de la casa que ellos quieran, pero que respeten la privacidad de su cuarto, junto a la independencia y autonomía de su hija.
En el caso de mi otra amiga, lo que deben negociar son las responsabilidades de los miembros del hogar. Ya que no es justo que mientras unos juegan los demás tengan que cargar con todo el trabajo.
Tampoco es justo que sea la mujer la que tenga que realizar todas las labores domésticas, mientras que el varón se dedique a “otras cosas de hombre”. Solo por el hecho machista de que “las cosas de la casa son para las mujeres y las de la calle, para el hombre”.
Lo peor es que ese machismo, lo está promoviendo una mujer.
Ya estamos en el siglo 21. Es hora de cambiar.

Lo que no se debe decir es: esta es mi casa y aquí mando yo.
No.
Para garantizar una convivencia serena, cada uno debe cumplir su rol, debe conocer sus funciones, las funciones, el alcance y las posibilidades de cada uno de los integrantes del hogar.
Una vez que se llega al consenso debemos respetarlos y no tomar decisiones unilaterales que pueden afectar al resto.
Ya que por ejemplo, la llegada del hogar de una mascota, le cambiará la vida al resto de la familia.

Todo en la casa debe tener su lugar.
Desde los adornos, horarios y hasta cada uno de los miembros de la familia, deben tener y conocer su lugar en el ecosistema en el que conviven.

¿Fácil? No suele serlo, ya que todo cambio lleva consigo una resistencia inicial el temor y a veces necesita un tiempo de adaptación.

Sin embargo tampoco es algo muy complejo ni difícil de llevar a cabo. Lo único que necesitamos es comunicarnos, comprensión, tolerancia, respeto y amor.
¿Qué piensan ustedes de esto?