Freedom or libertinage of expression / Libertad o libertinaje de expresión (eng-esp)

Hello, friends of Holos & Lotus, it's more of yours with a reflection on something that has been tormenting me for some time now. I'm referring to, as the title of this post says: the difference between freedom of expression and libertinism.

A little over a month ago, we were talking about whether or not it was beneficial to remain silent; about the benefits of expressing oneself. And good and insightful reflections were heard, or rather, read here, in this very community.

Most of these analyses advocated not remaining silent, and expressing what we feel. I was one of them. Because, in general, I think it's better never to keep quiet about something we hold deep inside. That right is granted to me by freedom of expression, among other things.

However, this freedom of expression cannot be confused with debauchery. And this is something I see and hear every day.
Hence this post, as a comment to my own on the subject.

I chose this image of the sculpture called The Conversation to illustrate my first point.

On occasion, I have found myself, either in cafes or at work, immersed in my own affairs or with a friend. Suddenly, one or more people approach us or appear in the establishment, expressing themselves loudly or in an inappropriate manner.
Sometimes they protest about a familiar issue, a poorly received service, or a personal situation. I've even found myself in the uncomfortable situation of listening to couples discussing their marital problems near me.
But the most worrisome thing is when I start a conversation with someone and they start talking badly about someone else, whether they're known or unknown to me.

And yes, the person who protested something has a right to do so, but their right ends where mine begins. I also have the right to peace of mind. Whether their protest is legitimate or not, they can't create an uncomfortable or unpleasant situation for me.

Couples have the right to argue whenever they want. In fact, it's healthy for them to discuss their problems and resolve them, but not in front of others. The rest of the world isn't interested and has no reason to know about their situation.

The third point I mentioned above is a matter of ethics. It doesn't matter if I'm in your home, at your work, in your office, in your domain, wherever we are, you cannot take advantage of that situation, or position of power, to engage in such libertinism and put me in an uncomfortable and unpleasant situation.

This reflection began to form when I saw these paintings in an art gallery. I thought: these are Freethinkers.
And they are.
However, because they are or were freethinkers, they "thought" things through before saying them.

In life, there are several things that cannot be undone. Among them are:
Time and the spoken word.

And by this I mean that yes, one can express oneself how and when one wants. But one also has the obligation to do so in the right way. With the right words.
My wife often tells me: words beget words and she's right.
We shouldn't take advantage of our position of power, or of being right or speaking the truth, to attack, upset, annoy, inconvenience, humiliate, or offend other people.

If we're in a debate in which we know we're right, we shouldn't mistreat our interlocutor to prove a point or settle the issue.

Yes: we have the right to express ourselves, and it's advisable to do so; but the way we do it is also very important. Good form and manners can make the difference between freedom of expression and debauchery.

There's also the issue of political, religious, or any other practice we have or practice.

I may agree or disagree with your religion or that of others. That doesn't give me the right to mock, criticize, or judge others who think or act differently.

If your political position is different from mine and my arguments don't convince you, or maybe they do, but you determine that your way of thinking is the most correct or ideal for you, that doesn't give me the right to go around criticizing, judging, or mocking anyone.

Yes. I have every right to express myself however and whenever I want. However, that's not always the right thing to do.

I have the right to express myself, and others have the right to have that right respected.

I repeat, my right ends where yours begins. My freedom cannot be restricted by licentiousness. When that happens, I'm doing something wrong and I need to take stock.

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Versión en español

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Hola, amigos de Holos & Lotus, es más cerca ustedes con una reflexión de algo que me viene atormentando hace un tiempo atrás. Me refiero a como dice el título de este post: a la diferencia entre libertad y libertinaje de expresión.

Hace poco más de un mes atrás, estuvimos conversando sobre si era beneficioso o no quedarse callado; sobre los beneficios de expresarse. Y se escucharon, o mejor dicho, se leyeron buenos y acertadas reflexiones aquí, en esta propia comunidad.
La mayoría de estos análisis abogaban por no callar, y expresar lo que sentimos. Entre ellos, fui uno de ellos. Porque, en general, pienso que es mejor nunca callarse algo que tenemos por dentro. Ese derecho me lo da la libertad de expresión, entre otras cosas.

Sin embargo, esta libertad de expresión no puede confundirse con libertinaje. Y esto es algo que veo y escucho a diario.
De ahí este post a modo de acotación al mío sobre ese tema.

Elijo esta imagen de la escultura llamada La conversación para ilustrar mi primer punto.

En ocasiones me he encontrado, ya sea en cafeterías o en mi centro de trabajo, sentado inmerso en mis asuntos o con alguna amistad. De pronto se acercan a nosotros, o se aparecen en el el establecimiento una o varias personas, expresándose en voz alta o de forma inapropiada.
Algunas veces protestan por algún tema conocido, un servicio mal recibido o situaciones personales. Incluso, me he encontrado ante la incómoda situación de escuchar a parejas, que discuten sus problemas matrimoniales cerca de donde me encuentro.
Pero lo más preocupante es cuando comienzo a conversar con una persona y esta se dedica a hablar mal de otra, ya sea conocida o desconocida para mí.

Y sí ese que protestó por algo está en su derecho pero su derecho termina donde comienza el mío. Yo también tengo derecho a mi tranquilidad. Él por su protesta legítima o no no puede crearme una situación incómoda o desagradable.

Las parejas tienen el derecho a discutir cuando quieran. De hecho, es sano que discutan sus problemas y los arreglen, pero no delante de los demás. Al resto del mundo no le interesa y no tiene por qué enterarse de su situación.

Ya el tercer punto expuesto anteriormente, es una cuestión de ética. No importa que yo me encuentre en tu casa, en tu trabajo, en tu oficina, en tus dominios, donde sea que estemos, no puedes aprovecharte de esa situación, o posición de poder, para realizar tal libertinaje de expresión y ponerme una situación incómoda y desagradable.

Esta reflexión comenzó a formarse cuando vi estos cuadros en una galería de arte. Pensé : estos son Librepensadores.
Y lo son.
Sin embargo debido a que son o eran libres pensadores, “pensaban” bien las cosas antes de decirlas.

En la vida hay varias cosas que no se pueden virar para atrás. Entre ellas están:
El tiempo y la palabra dicha.

Y con esto me refiero a que sí, uno puede expresarse cómo y cuándo quiere. Pero también tiene la obligación de hacerlo de la forma correcta. Con las palabras adecuadas.
Mi esposa me dice a menudo: palabras sacan palabras y tiene razón.
No debemos aprovecharnos de nuestra posición de poder, o de tener la razón o decir la verdad para agredir, disgustar, molestar, incomodar, humillar u ofender a otras personas.

Si estamos en un debate en el que sabemos que tenemos la razón, no por eso podemos maltratar a nuestro interlocutor para probar un punto o zanjar el tema.

Sí: estamos en nuestro derecho de expresarnos y lo aconsejable es hacerlo; pero la forma también es muy importante. La buena forma y los modales pueden marcar la diferencia entre libertad de expresión y libertinaje.

También está el asunto de las diferencias políticas, religiosas o de cualquier otra práctica que tengamos o realicemos.

Yo puedo estar de acuerdo, o no, con tu religión o la de los demás. Eso no me da derecho ninguno a burlarme, criticar o juzgar al resto que piense o actúe de forma diferente..

Si tu posición política es diferente a la mía y mis argumentos no te convencen, o quizás sí, pero determines que tu forma de pensar es la más correcta o idónea para ti, eso no me da derecho para ir por ahí criticando, juzgando o burlándome de nadie.

Sí. Estoy en todo mi derecho de expresarme como y cuando quiera. Sin embargo, eso no siempre es lo correcto.
Yo tengo derecho a expresarme y el resto a que lo respeten.
Repito, mi derecho acaba cuando comienza el tuyo. Mi libertad no puede confindirse con libertinaje. Cuando eso pase, algo estoy haciendo mal y debo revisarme.