A practical decision / Una decisión práctica (eng-esp)

Hello, coffee lovers at Hive

This week 135 of the TCSP is quite easy to answer in my case, and at the same time, it brings up a universe of mixed emotions.
I'll start at the beginning: my childhood. I lived with my mother and father until I was a teenager. At home, coffee was made every morning for everyone in the house.

Only my father drank tea at night.

He took the herbs and made his own infusions.
What's going on? My father was never a good father, and from a young age, I rejected everything he liked. Therefore, among all the things I rejected, drinking tea was one of them.
So I grew up preferring coffee above all else.

My dates with friends, girlfriends, or lovers were always at coffee shops. In fact, one of these girlfriends was the one who got me into the habit of drinking coffee regularly.
Up until then, I drank it because they offered it to me or because we went out to a coffee shop. Never as a custom or tradition. Living in her house, I got used to that coffee when I woke up, the one after every meal, and at night before bed. I'm lucky that it doesn't keep me awake.

But with maturity, some changes also came to me. I left behind that phase of not liking something because my father didn't like it and started trying everything and forming my own opinion.

I think I tried several teas that I didn't like, but there are two in particular that fascinated me: Earl Grey and Hibiscus Flower Tea.

In fact, it was at the home of a great friend and writer that I tried it. She served it to me in these beautiful, antique cups. Just the way it's prepared in England, I'm told.
The thing is, both tea and coffee have their ceremonies, and you have to enjoy them too. It's not just drinking for the sake of drinking. There's always a story behind every cup, and you enjoy it as much as the warmth, the smell, and the presentation of the beverage.
And now, after having tried both, if I had to choose between tea houses and coffee shops, I'd go for coffee shops. But why not both?

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Versión en español

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Hola, amantes del café en Hive

Esta semana 135 del TCSP es bastante fácil de responder en mi caso y al mismo tiempo me trae un universo de emociones encontradas.
Comenzaré por el inicio: mi infancia. Viví hasta la adolescencia con mi madre y padre. En casa se preparaba café todos los días por la mañana para todos en la casa.

Solo mi padre bebía té por la noche.

Tomaba las hierbas y se preparaba sus infusiones.
¿Qué sucede? Que mi padre nunca fue un buen padre y desde pequeño hice rechazo a todo lo que a él le gustaba. Por tanto, entre todo lo que rechacé, estuvo tomar té.
De modo que crecí prefiriendo el café por encima de todas las cosas.

Mis citas con amistades, enamoradas o novias, siempre fueron en cafeterías. De hecho, una de estas novias fue la que me creó el hábito de tomar café con regularidad.
Hasta ese momento me lo tomaba porque me brindaban o porque salíamos a una cafetería. Nunca como costumbre o tradición. Al vivir en su casa me acostumbré a ese café al despertar y el de después de cada comida y en la noche antes de dormir. Tengo la suerte de que no me desvela.

Pero con la madurez, también vinieron algunos cambios en mí. Dejé de lado aquella fase de que no me gusta algo porque a mi padre no le gustaba y comencé a probar todo y a hacerme mi propio criterio.
Creo que probé varios té que no me gustaron, pero hay dos en especial que me fascinaron: el Earl Grey y el Té de flor de Jamaica.

De hecho, fue en casa de un gran amigo y escritor que lo probé. Me lo sirvió en estas hermosas y antiguas tazas. Tal y como se prepara en Inglaterra, me dicen.
Es que tanto el té como el café tienen sus ceremonias y hay que disfrutarlas también. No es beber por beber. Hay una historia siempre tras cada taza y se disfruta tanto como el calor, el olor y la presentación de la bebida.
Y ya, después de haber probado ambas, si tuviera que elegir entre las casas del té y las cafeterías, me decantara por las cafeterías. Pero ¿por qué no ambas?